Como bien sabemos, a lo que prestamos atención y cómo lo hacemos, alimenta nuestra manera de ver la vida, de ahí la importancia de adiestrar nuestra mirada. El sentido del humor es una herramienta útil por cuanto nos invita a condimentar lo rutinario, a sazonar la convivencia, a no quedarnos en los defectos, a descubrir el lado lúdico de la existencia y entre otras cosas, a palear las adversidades. Si logramos reírnos de nosotros mismos estamos colocándonos en nuestro lugar, desinflando nuestro ego.
Merced a una actitud optimista logramos tirar a la basura lo que nos carga y reciclar lo que tenemos archivado de modo negativo. Así, elongamos rigideces, despabilamos el ingenio y la creatividad, contrarrestamos un vano perfeccionismo y damos una bocanada de aire fresco a una mente que jugando, se ordena.
El paisaje humano tiene costados caricaturescos que pueden desperezar nuestras sonrisas. Y es que a veces aunque seamos un caso serio, presentamos facetas que nos causan gracia. Por ejemplo: está quien…
…quiere realmente consolar al que está sufriendo pero como se angustia tanto frente al problema, termina necesitando ser ella la consolada por el afectado…
…bajando la voz te dice: “por favor no cuentes esto a nadie” y tú le tienes que recordar que hace un mes fue ella quien lo contó en una reunión…
…es más bueno que Lassie pero sufre una transformación radical cuando sube al auto y comienza a manejar, acelerando su pasión y frenando su auto control, dejando aflorar un fuego interior para todos desconocido…
…se siente ofendida porque no le contaron primero a ella sobre aquel accidente, llegando a olvidarse de lo realmente importante, esto es, del estado del accidentado…
…considera todo tiempo pasado como mejor aunque en realidad no lo recuerde bien…
…cuenta siempre dramas y tras desahogarse y dejar mal a los demás, se carcajea renovada…
…ve a las personas siempre en función de otras, observándolas de manera comparativa, Lucía no es buena por sí misma sino más buena que Laura… Pedro es el mejor de todos sus primos…
…cuenta anécdotas exagerando tanto que ya ni ella sabe cuál es la versión original…
…contestó el teléfono y dijo en tercera persona: “no está, le aviso”…
…sólo ve la realidad en clave romántica, adoptando permanentemente un rol de celestina al mejor estilo de un hada madrina, aunque sin baile ni ocasión…
…le agarra un ataque de risa en el lugar más solemne y no hay manera de frenarla…
…se despide de una reunión pero se va dos horas después porque cada vez que se está por ir, siente la necesidad imperiosa de contar algo más…
…ve a todos los de su edad viejos y se cree que está impecable, sospechando así que todo el que lo mira es porque lo envidia, nunca es, pues, de pura casualidad…
…percibe un problema antes de que exista y cuenta con un encendedor capaz de prender fuego cualquier reunión…
…ve absolutamente todo en clave moral, todo amerita ser categorizado como bueno o malo…
…se acuerda de toda tu vida e incluso cita hasta las frases y ocasiones en que las dijiste, de modo que siempre recurres a ella para saber bien qué pasó en tu vida…
…siempre cuenta lo bien que hace sus labores, lo impecable que tiene su casa y lo perfectos que son su marido e hijos, hasta su suegra está al borde de la excelencia…
…tiene la habilidad de recordar los errores del pasado, sobre todo si son ajenos…
…es cascarrabias dentro de casa pero es pura jarana fuera de ella, tanto que cuando le cuentan a algún familiar lo divertido que es, no lo pueden creer…
La lista es tan vasta como personas en el mundo, nuestras distintas facetas así como también nuestras maneras de mirarnos; es decir, contamos con vasto material de recreación si nos colocamos anteojos de cristal risueño.
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