Queridos Reyes Magos de Oriente, este año no quiero dejar de escribir mi carta a los Reyes Magos. Lo vengo haciendo desde que era un mico y me apasiona interactuar con Majestades tan poderosas.
Empiezo con el clásico «Queridos Reyes Magos«, unas palabras afectuosas, amén de ser sinceras, que puedan inclinarles a favorecer mis peticiones.
Antes de continuar quiero aclarar que esta carta a los Reyes Magos es una tradición que se ve cruelmente afectada por aplicaciones como WhatsApp. Ahora los hijos no se molestan en coger papel y pluma, qué digo pluma, bolígrafo, ahora los hijos mandan un mensajito y allá se las compongan sus Majestades.
Ciertamente la tecnología y sus avances son esenciales, pero en ocasiones como ésta desvirtúan la esencia de la misiva, esto es, la calidez humana.
En este punto, es bueno considerar que cuando escribimos la carta a los Reyes Magos tenemos que empatizar con la Humanidad. Por lo tanto, no es de recibo pedir demasiado, ni es inteligente caer en la ridiculez.
Este año ha sido inconmensurable, inenarrable. No digo bueno ni malo, un poco de todo, como en botica, confío que puntúe más la voluntad que los logros. ¿Quién piensa en los resultados?
¿Podéis sorprenderme, por favor? Entiéndase la pregunta y su respuesta en sentido positivo, que nos conocemos…
Contadme entre uno más de esos infantes en estado puro que irradian luz en su mirada y que nos desarman con su ilusión. También yo soy pequeña, ¿qué son los años en la Eternidad?
La clave a la hora de pedir: mesura y listeza
Os pido paciencia y generosidad, bien sabéis que sólo me atrevo a importunarlos una vez al año. Dejemos en el olvido años anteriores, ejem, ejem…
Para mis hijos, gracia de Dios, una persona a la que amar toda la vida, éxito profesional, salud de hierro, luz, alegría y felicidad.
Para este mundo y sus habitantes pido paz y prosperidad. Me diréis que para eso necesitamos gobiernos que antepongan el bien común a sus intereses personales. Pues entonces también os pido políticos honestos.
¿Hay recursos suficientes para todos los habitantes de la Tierra?
Porque existe la absurda teoría de que la pobreza es insalvable, cuando el foco del problema está en otro punto del que no quiero hablar para no enturbiar mi carta.
Para España anhelo la recuperación de valores tales como la educación, el respeto, la disciplina, el esfuerzo, la tolerancia, el reconocimiento de la familia, la fe, el aumento de la natalidad, más puestos de trabajo y sueldos dignos.
Imploro que los hombres dejen de matar a las mujeres, de la misma manera que suplico que deje de demonizarse a los hombres en general,-víctimas indefensas ante una denuncia falsa-, que las hay.
Insisto en que la clave está en tener políticos de altura moral e intelectual, personas capaces de consensuar leyes valientes y justas.
Estoy dispuesta a ceder en algunas de mis peticiones si se me asegura la excelencia en los políticos. De ahí saldría lo mejor sin necesidad de acudir a la carta a los Reyes Magos.
Me gustaría ver mis sueños cumplidos antes de que me lleve la parca, así pues, insisto en ese viaje a París que nunca llegó, en ese rancho donde cuidar mis caballos, y esa cabaña de madera donde escribir sin interrupciones al calor del hogar.
Es muy recomendable concretar los deseos, que mi experiencia me ha llevado a errores mayúsculos de incomprensión.
Mis queridos Reyes Magos…
¿Blanco, negro o alazán? ¿quizás mejor una yegua a un caballo? Valiente en todo caso,-un caballo asustadizo en demasía es un peligro potencial-.
Voy finalizando mi carta anual, pero permitidme una mención especial a mi querido Rey negro, Baltasar de mi alma, mi Mago fiel, mi amanecer cada seis de enero. No te distraigas ni pierdas de vista la estrella de Oriente, no cenes mucho que ya vas teniendo una edad… y recuerda, por favor ¡he cambiado de domicilio!
¡A los tres! Os doy las gracias a raudales y os mando besitos a espuertas 🙂
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