Llegó un año más el día del Pilar y de la Hispanidad, antes muy celebrado y ahora criticado sin razón. Parece que debiéramos casi escondernos por la noble intención de llevar a Dios y su amor al corazón de todos los hombres, de querer evangelizar; por respetar a los indígenas, sus derechos y sus lenguas, lenguas en las que se evangelizó; por mezclarnos con ellos y crecer como población sin aniquilarlos como pasó con los indios del norte de América; por llevarles la cultura y evitar que siguieran matando a sus hermanos e hijos en ofrendas a dioses paganos; y podríamos ampliar la lista en el reconocimiento de lo que España aportó al nuevo mundo.
Pero parece que en el mundo de la posverdad no hay nada estable, y los hechos reales se manipulan al mismo tiempo que el lenguaje, y la misión de querer ser mejores y buscar la verdad, queda ensombrecida por ideologías inconscientes, y como dice la misma palabra, sin fundamento real.
Fue el afán de evangelización, lo que llevó a nuestra reina Isabel, a enviar las naves a mares y tierras desconocidas, y es curioso que el atisbo de tierra se produzca el día en que celebramos que la Virgen nos regaló la visita a España para que Santiago no nos abandonara por cabezotas.
“Estamos en España, con razón denominada tierra de María. Sé que en muchos lugares de este país la devoción mariana de los fieles halla expresión concreta en tantos y tan venerados santuarios”, dijo el Papa Juan Pablo II en Zaragoza
María puso los pies en tierra española
Según cuenta la tradición, fue el día 2 de enero del año 40 D.C. cuando estando la Virgen María en Jerusalén , donde aún vivía antes de su Asunción, visita milagrosamente en Caesaraugusta al Apóstol Santiago para confortarlo en su tarea de evangelización de la Hispania del momento ya que se quería volver sin terminar su encomienda. Esta bilocación de la Virgen se considera la primera aparición mariana en el mundo.
Como testigo de esta aparición “en carne mortal”, la Virgen dejó una columna de jaspe conocida popularmente como “El Pilar”.
Estos hechos se recogen en la Moralia, sive Expositio, in Job (1297) que es título del comentario de San Gregorio al libro bíblico de Job, también conocido como Magna Moralia. Data de los años 578 y 595. Este documento se conserva en el Archivo del Pilar de Zaragoza, siendo está la narración más antigua de la venida de la Virgen.
Recogemos a continuación dos extractos de dicho documento:
Las palabras dichas al Apóstol Santiago:
“He aquí, hijo Santiago, el lugar señalado y dedicado a mi honra, en el cual, por tu industria, en memoria mía, sea mi iglesia edificada. Atiende a este Pilar, que tengo por asiento, porque ciertamente mi Hijo y tu Maestro lo ha enviado del alto Cielo, por manos de los Ángeles”. Palabras de la Virgen del Pilar a Santiago Apóstol.
Promesa de la Virgen referente al lugar determinado para la construcción de la basílica:
“Permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio». Palabras de la Virgen del Pilar a Santiago Apóstol.
Según el texto antes mencionado, Santiago y sus apóstoles edificaron una primitiva capilla de adobe a orillas del rio Ebro.
La devoción mariana comenzó en los albores del siglo xiii, cuando comenzaron las primeras peregrinaciones a Santa María la Mayor.
Sobre la iglesia mozárabe preexistente, se erige el templo románico del Pilar poco después de la conquista de Zaragoza por Alfonso I El Batallador (1118) que fue culminado en el siglo xiii.
En esta época está documentada la existencia en el templo una capilla primitiva para alojar el Pilar, según transmite. Pero en el año 1293, el templo se encontraba en tan mal estado, que el obispo Hugo de Mataplana promovió su restauración y su conversión en la colegiata gótico-mudéjar de Santa María del Pilar con recursos de una bula del Papa Bonifacio VIII que por vez primera menciona la advocación «del Pilar».5
Actualmente el único vestigio conservado del templo románico del Pilar es el tímpano de la iglesia, que ha sido colocado en la fachada sur de la basílica barroca.6
La Virgen es una talla pequeña y sencilla en madera dorada; mide treinta y seis centímetros y medio de altura y descansa sobre una columna de jaspe forrada de bronce y plata, cubierta a su vez, por un manto desde los pies de la imagen de la virgen hasta la base vista de la columna o pilar, a excepción de los días dos, doce y veinte de cada mes en que aparece la columna visible en toda su superficie. En la fachada posterior de la capilla se abre el humilladero, donde los fieles pueden venerar la Santa Columna a través de un óculo abierto.
Se trata de una escultura de estilo Gótico tardío franco-borgoñón de hacia 1425 atribuida a Juan de la Huerta, imaginero de Daroca. En cuanto a su iconografía, se observa a María coronada y con túnica y manto, que recoge con su mano derecha, contemplando a Jesús niño que agarra el manto de su madre con la mano derecha y un pájaro con la izquierda. El Niño puede haber sido objeto de una restauración poco cuidadosa.
Probablemente fue una imagen donada por Dalmacio de Mur con el mecenazgo de la reina Blanca I de Navarra, mujer de Juan II de Aragón, por la curación de la enfermedad de la reina.
Fue el 20 de mayo de 1642, cuando el municipio de Zaragoza proclama a la Virgen del Pilar patrona de la ciudad, patronazgo que se extendió a todo el Reino de Aragón en 1678.
«Los caminos marianos me traen esta tarde a Zaragoza en su viaje apostólico por tierras españolas. El Papa se hace hoy peregrino a las riberas del Ebro a la ciudad mariana de España al Santuario de Nuestra Señora del Pilar. Veo así cumplir un anhelo que ya antes deseaba realizar de postrarme como hijo devoto de María ante el Pilar Sagrado siguiendo a tantos millones de fieles que me han precedido. Vengo como primer Papa peregrino al Pilar a ponerme bajo la protección de Nuestra Madre Virgen Santa del Pilar. Asiste maternalmente a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad», expresó el papa Juan Pablo II el día 6 de noviembre de 1982.
Hoy celebramos el día de la Hispanidad también, y nos unimos a la plegaria del Santo Padre Juan Pablo II ante la Virgen del Pilar, de aquel 10 de octubre de 1984, porque siempre es actual.
“Dios misericordioso y eterno:
Mira a tu Iglesia peregrina, que se dispone a celebrar el V centenario de la evangelización de América. Tú conoces los caminos que siguieron los primeros apóstoles de esa evangelización. Desde la isla de Guanahani hasta las selvas del Amazonas.
Gracias a las semillas de la fe que sembraron, el número de tus hijos ha crecido ampliamente en la Iglesia, y santos tan insignes como Toribio de Mogrovejo, Pedro Claver, Francisco Solano, Martín de Porres, Rosa de Lima, Juan Macías y tantas otras personas desconocidas que vivieron con heroísmo su vocación cristiana, han florecido y florecen en el continente americano.
Acoge nuestra alabanza y gratitud por tantos hijos de España —hombres y mujeres—, que dejándolo todo han decidido dedicarse por entero a la causa del Evangelio.
Sus padres, algunos aquí presentes, pidieron para ellos la gracia del bautismo, los educaron en la fe, y Tú les concediste el don inestimable de la vocación misionera. Gracias, Padre de bondad.
Santifica a tu Iglesia para que sea siempre evangelizadora. Confirma en el Espíritu de tus Apóstoles a todos aquellos, obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas, catequistas y seglares, que dedican su vida, en tu Iglesia, a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Tú los llamaste a tu servicio, hazlos, ahora, perfectos cooperadores de tu salvación.
Haz que las familias cristianas eduquen intensamente a sus hijos en la fe de la Iglesia y en el amor del Evangelio, para que sean semillero de vocaciones apostólicas.
Vuelve, Padre, también hoy tu mirada sobre los jóvenes y llámalos a caminar en pos de Jesucristo, tu Hijo. Concédeles prontitud en la respuesta y perseverancia en el seguimiento. Dales a todos valor y fuerza para aceptar los riesgos de una entrega total y definitiva.
Protege, Padre Todopoderoso, a España y a los pueblos del continente americano.
Mira propicio la angustia de cuantos padecen hambre, soledad o ignorancia.
Haznos reconocer en ellos a tus predilectos y danos la fuerza de tu amor, para ayudarlos en sus necesidades.
Virgen Santa del Pilar: desde este lugar sagrado alienta a los mensajeros del Evangelio, conforta a sus familiares y acompaña maternalmente nuestro camino hacia el Padre, con Cristo, en el Espíritu Santo.
Amén”.
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