El fallecimiento de una persona joven, más si es un niño, no representa una cifra, se identifica con una vida truncada, una historia que no sigue, unos afectos, unos lazos que se dañan y anhelos y planes que no se cumplirán.
Como dato significativo, en el último informe del Defensor del Paciente se pone de manifiesto que, en nuestro país, en 2021, las negligencias médicas se cifran en 13.156 casos, entre ellos 628 fallecimientos, un 25% más que en 2020. Se encuadran las negligencias por fallecimientos ocurridos tras el aviso al 112, a causa de infecciones hospitalarias o situaciones de discapacidad producidas por intervenciones quirúrgicas.
Aitor, que contaba con tan solo ochos años, no pudo denunciar, pero sí lo hizo su familia cuando el doloroso episodio sucedió en el año 2020. En la actualidad la lucha de la familia prosigue.
La tremenda historia se inicia cuando la familia de Aitor llevó al niño por Urgencias el 24 de octubre, acusado de un fuerte dolor abdominal. Fue atendido por varios médicos en el centro de salud de Petrer y en el Hospital General Universitario de Elda, Alicante, en los cinco intentos que la familia hizo por ayudar y salvar la vida de su hijo.
El fallecimiento de una persona joven, más si es un niño, no representa una cifra, sino una vida truncada, una historia que no sigue y planes que no se cumplirán.
A Aitor se le administró un calmante, pero no le hicieron ni una analítica de sangre ni una ecografía. Marta Gonzálvez quien, junto a su marido, José Antonio Sánchez, tenía la patria potestad del niño, declaró en su día, en un vídeo que hizo público en sus redes sociales y con el que buscaba encontrar apoyo, que se debía prestar también atención a otros casos no solo al coronavirus, ya que era época de pandemia.
La vida dio un vuelco
En ese inicial periplo del centro de salud al hospital, diagnosticaron al menor con gastroenteritis aguda y según explicó la madre en diversas comparecencias públicas, le dieron el tratamiento que dan a los niños con quimioterapia para cortar los vómitos y le mandaron de vuelta a casa. Regresaron en otras dos ocasiones viéndose incluso recriminados por ir varias veces.
Acaban de cumplirse dos años de la muerte de Aitor. El trágico desenlace ocurrió el 28 de octubre en Urgencias por una posible negligencia médica. La autopsia del niño demostró que padecía peritonitis.
En septiembre de este año imputan a dos de las doctoras que atendieron al niño, una del centro de salud y otra del hospital de Elda. Están llamadas a declarar en diciembre. La magistrada quiere dilucidar si existió mala praxis.
Marta Gonzálvez, nos cuenta cómo se siente: “¿Si mi herida está abierta? El día que se fue mi hijo, me fui con él. Mi corazón se quebró. Jamás en la vida había sentido un dolor tan grande, un dolor que te mata por dentro porque ves que se te va todo por lo que vives, por lo que ríes, por lo que luchas. Se te va todo. Mi marido, él y yo éramos uno. Vivíamos por y para él y por darle, desde que nos hicimos cargo de él porque mi hija era muy niña, todo lo mejor. Le amábamos sin medida”.
Para que esto no vuelva a ocurrir
Esta madre relata que con el paso del tiempo cada vez le resulta más duro entrar en su habitación, verla vacía y dar las buenas noches a su fotografía. “A Aitor le encantaba ir en bicicleta, la montaña y el mar. En estos dos años, la herida no mejora y cuando llevas una lucha así es como echarte vinagre en ella y duele todavía más”, afirma.
Esta madre describe sentir la fuerza que le envía su hijo, algo que le permite no desistir. Además, algo en lo que está involucrada es en la pronta puesta en funcionamiento de una asociación que llevará el nombre del menor y que previsiblemente contará con asesoramiento jurídico y servicio psicológico para responder a cuestiones respecto a negligencias médicas. “Quiero cumplir la promesa que he hecho a mi hijo de hacer justicia y procurar que no haya más casos como el de Aitor”, considera Gonzálvez.
“Quiero cumplir la promesa que he hecho a mi hijo de hacer justicia y procurar que no haya más casos como el de Aitor”, Marta Gonzálvez.
Marta añade que recibe ánimos de sus hijos y sus nietos y de mucha gente que la apoya en su camino y el de su familia y desea agradecer a todos sus gestos y afecto, del mismo modo que quiere hacerlo en nombre de su hijo. En el libro en homenaje a Aitor, “El árbol de los deseos” (se puede solicitar al grupo de Facebook pinchando en el enlace), editado por la asociación gaditada “El jardín de Judith”, hay testimonios de sus profesores y compañeros del colegio La Foia. “Lo educamos dentro del amor, de la armonía y para que supiese que nadie es más que nadie y que valorara lo más pequeño. Desde su colegio nos han dicho que ha quedado un gran vacío tras su pérdida”, comparte su madre. Recientemente se ha publicado el segundo libro: “Carta a las mascotas”, escrito por niños.
No callarse
A los padres u otros familiares que están pasando por lo mismo que ella, Gonzálvez les pide no callarse y denunciar pese a lo dolorosa y fuerte que es la situación. “Hay que denunciar, aunque no haya un fallecimiento, si por lo que sea han cambiado a la persona a otro hospital y les han dado otro diagnóstico… Si la gente empieza a darse cuenta de eso, dejarán de cometerse negligencias, atrocidades…, de quitar vidas, de quedarse gente con minusvalías de un 88%. Conozco casos de personas que no sabían qué hacer y ahora ven que se puede y quieren luchar”.
La madre de Aitor expresa que necesita respuestas y que si ha existido mala praxis se pague, aunque eso no le devuelva jamás a su niño. “La riqueza mayor que hay en esta vida es la dignidad y el corazón”, finaliza Marta, algo que siempre recalcaba al pequeño y alegre Aitor.
¿Cómo proceder ante unos hechos iguales o similares?
Uxía de Andrés, abogada de familia, recomienda a las familias, pese al dolor inicial, ante la sospecha de una posible negligencia médica, no tirar ningún tipo de documentación que nos conste de la persona afectada, porque si, aunque en un primer instante no se quiera iniciar ningún proceso, puede que sí se haga más adelante. La profesional recomienda a las familias:
1.-Recabar y asegurar todas las pruebas posibles (informes del hospital, registro de llamadas al 112…). Se pueden llevar a cabo diligencias de aseguramiento de prueba mientras se decide demandar o no. Y que sepa la gente que poner quejas es importante y ese documento podrá presentarse el día que fuese preciso. Si todos pusiéramos una queja cuando tuviésemos un problema de este tipo, con seguridad, «otro gallo cantaría».
2.-Buscar un abogado es necesario, porque el Ministerio Fiscal, aunque defiende la legalidad no siempre va a coincidir el interés del Ministerio Público con el tuyo. Probablemente, uno pida una cuantía indemnizatoria y el otro, otra distinta, o sobre la pena solicitada.
3.-Ponerse en manos de un psicólogo es recomendable, porque para iniciar este tipo de acciones siempre es preferible estar bien emocionalmente. Es conveniente actuar desde la tranquilidad y no desde la rabia y el dolor, para tomar así mejores decisiones.
El futuro del caso
“En el caso de Aitor están en fase de instrucción, esto es, se está investigando si existen indicios fundados de responsabilidad penal para decidir si proceder a la apertura del juicio oral. En poco tiempo tendrán lugar las declaraciones de las dos doctoras como investigadas sobre su participación en los hechos. Hay que decir que, el que se abra juicio oral no implica necesariamente una convicción de culpabilidad. Se verán las pruebas y tras la vista, se dictará sentencia. Y vaya por delante, que siempre hay que ver los autos para hablar con certeza en cualquier caso”, señala De Andrés. Y añade que a los padres de Aitor les queda la vía civil si por la penal no hay condena por entender que no sea constitutivo de delito.
En negligencias médicas que no supongan muerte, esta letrada aclara que son para ella las peores, puesto que la víctima sigue ahí y tiene una doble batalla que seguirá en el tiempo. “Que recuerde la gente que siempre que se tengan dudas, hay que pedir una segunda opinión médica y es un derecho que tiene todo paciente”.
Para la colegiada, el hecho de que todo ocurriese en época de coronavirus no pudo influir en el sector pediátrico y más porque no sucedió en la fase inicial de la pandemia. Estas profesionales (las dos médicas actualmente imputadas) no atendían casos COVID y aunque se pueda hablar de un anormal funcionamiento de la administración, “seguirá existiendo una indemnización a la familia”.
Falta de medios en la Justicia
De Andrés pide clarificar a las familias que para saber si en derecho penal hay responsabilidad, hay que pensar en el resultado, esto es: “si tú hubieses actuado de un modo diferente al que lo hiciste, ¿hubiese ocurrido el mismo resultado?”.
“Quiero expresar que la justicia tardía no es justicia y nos pasa a los profesionales constantemente. En procesos de Familia hay algunos que tardan casi un año en resolverse y se quedan padres sin medidas todo ese tiempo. Y el problema de la falta de medios en la Justicia no hace más que agravar todo el sufrimiento y el que se cierre una herida”, asevera la abogada.
Ahora hay que esperar a diciembre y, aunque la profesional se hace una idea de en qué puede derivar el caso, sin tener en su poder los autos, ha preferido proceder con cautela y que no consten sus consideraciones.
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