La obra de Gabriel Pacheco, Caperucita (primero sueño) ha sido reconocida internacionalmente como una de las mejores obras de literatura juvenil en 2021.
Escribo sin dirección. Dejo que “la intuición me alumbre”.
Las palabras no son mías, son de Gabriel Pacheco.
“Estoy convencido de que sucedemos en universos visibles, pero, sobre todo, en invisibles”, dice el ilustrador mejicano.
Y, en este punto, me tengo que desdecir a mí misma en lo de ilustrador.
No es ilustrador, es artista.
No es artista, es poeta.
No es poeta, “vive en conversación con el mundo”, como él mismo asume y tal y como afirmaba Quevedo.
Su conversación, privada, mística, viaja en mundos oníricos de papel y tinta a través de los libros; aves viajeras, mariposas en el tiempo dispuestas a posarse en la mano de cualquiera que se la tienda.
Escribo sin dirección. “Somos barcos surcando el conocimiento”.
Reposo con calma en las imágenes que Gabriel ha soñado para su ‘Caperucita roja’, paseo con ella entre árboles sin fin y, de pronto, deja de ser el sueño de Pacheco para ser el mío propio y aquí, sí, encuentro la dirección de mi texto: si mi imaginación gastada y contrahecha por el tiempo ha logrado esto, ¿qué no hará la de un niño?
Escribo con dirección y emocionada
“Los niños y los poetas, lanzados al mundo, buscan palabras” y los libros son esas mariposas en el tiempo capaces de posarse en su mano para insinuárselas. Hay infinitos mundos invisibles esperándolos detrás de las apariencias. Sugerencias, intuiciones, emoción, historias, belleza, terror, misterio… Una galería de arte en sus manos, un museo, una obra literaria, un manual de autoconocimiento, un aquí y ahora… En definitiva, un libro que en manos del ilustrador se vuelve poliédrico, se descompone y recompone en imágenes que invitan a soñar mundos paralelos.
Escribo con dirección y encuentro las palabras
En prosa escribo: he descubierto a Gabriel Pacheco en un encuentro internacional de libros ilustrados, y la emoción y la impotencia me zarandean al mismo tiempo. Su ilustración es sugerente e inspiradora; arte que se camufla, discreto, en álbumes infantiles recomendables para cualquier lector. Mi impotencia es la de quien descubre un tesoro y no sabe cómo compartirlo con el mundo. Por eso he tomado prestadas sus palabras, para -a través de ellas, entrecomilladas- guiar mi discurso y mostrar la fuente de la que beben sus imágenes.
(…)
Me obligo ahora a perder la dirección de nuevo.
Yo también estoy convencida de que “sucedemos en universos visibles, pero, sobre todo, en invisibles” y lo anoto en el reverso de mi conciencia para que no se me olvide.
No hay nada más placentero que abandonarse a la poesía de las emociones.
Sobre la mesa, Caperucita (primero sueño) y 12 poemas de Federico García Lorca, ambos ilustrados por Gabriel.
Con las mariposas en el alma, regreso al comienzo de este texto que es, en definitiva, el comienzo de todo.
Dejo que “la intuición me alumbre”.
Yo también estoy convencida de que “sucedemos en universos visibles, pero, sobre todo, en invisibles” y lo anoto en el reverso de mi conciencia para que no se me olvide.
Gabriel Pacheco. Ciudad de Méjico, 1973.
Aunque estudió Escenografía en el Instituto Nacional de Bellas Artes de Méjico y reconoce que llegó a la ilustración de manera fortuita, lo cierto es que atesora más de veinte años de profesión y numerosos premios internacionales. Se ha convertido en uno de los más reconocidos ilustradores de nuestro tiempo, siendo incluido por diferentes países en sus listas de autores más influyentes del libro álbum. El último reconocimiento viene de la mano de Caperucita roja (primero sueño) de la editorial Diego Pun, seleccionada como una de las mejores obras de 2021 de literatura juvenil, en el 41 certamen organizado a nivel internacional por el Banco del Libro de Venezuela. En este álbum ilustrado, Gabriel Pacheco -influido por la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz- ofrece una interpretación personal del clásico de la literatura infantil.
Las imágenes de Pacheco -definidas como poesía en la imagen- nacen de la confluencia de Teatro, Literatura e Ilustración, conjugado con dosis infinitas de talento, creatividad y, como él mismo reconoce, intuición. En su trabajo se entrevé un constante diálogo consigo mismo y con el mundo que lo rodea; un tratar de entender lo que subyace debajo de las apariencias. Como el poeta, Gabriel trata de hacer visible lo invisible, pero sin ánimo de comprender, tan solo de revelar.
Asimismo, se reconoce un enamorado de los clásicos de la Literatura y, entre sus obras, podemos encontrar joyas en las que su voz plástica se une a la de grandes plumas.
En definitiva, la LIJ (Literatura Infantil y Juvenil) cuenta con decenas de obras, artísticamente ilustradas por Gabriel Pacheco, dispuestas a viajar a las bibliotecas de nuestras casas para inspirar otros mundos a niños y adultos.
Portada: «Los cuatro amigos (versión de Los músicos de Bremen)»
Para conocer el trabajo de Gabriel Pacheco:
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