En la actualidad, el 80% de la opinión en los medios de comunicación españoles está firmada o expresada por hombres.
Este porcentaje es un denominador común en prensa escrita, radio y televisión. La prensa en papel es la más reticente en introducir voces femeninas. En los medios digitales es más habitual la presencia de opinadoras, y cumplen poco a poco con la Ley de Igualdad.
¿Qué factores influyen en esta falta de paridad en el ámbito de la opinión?
¿Hay temas restringidos para las expertas (economía, deportes, tecnología…)?
Estos y otros interrogantes son importantes para quienes estamos vinculados con los medios de comunicación, tanto emisores, gestores como receptores.
Recientemente se ha desarrollado,en Madrid, una jornada de análisis sobre la presencia femenina en los espacios de opinión, organizada por la Asociación Clásicas y Modernas, para la igualdad de género en la cultura y en colaboración con la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).
Entre los asistentes al debate, localizamos a Isabel Muntané , profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), codirectora del máster de Género y Comunicación de la UAB e impulsora de la iniciativa #OnSónLesDones, donde se analiza la presencia de opinadoras en los medios de comunicación catalanes.
Isabel Muntané nos recibe a pocas horas de su regreso de Bruselas, donde ha participado en un encuentro con diferentes asociaciones feministas: debates sobre la situación de las mujeres refugiadas en Europa e intercambios de impresiones entre mujeres que trabajan como asesoras para los eurodiputados. “Es muy interesante para todas nosotras porque vamos haciendo poco a poco redes de encuentros y conocemos de primera mano qué están haciendo los lobbies de mujeres a nivel europeo”
Quienes llevamos tiempo trabajando en los medios de comunicación, reconocemos que han mejorado mucho las circunstancias para el ejercicio de la mujer dedicada al periodismo. Pero hay mucho más por hacer, preguntamos a Isabel Muntané qué opina al respecto.
“Yo creo que somos un reflejo de la sociedad y siempre digo que falta mucha formación para tomar conciencia. Por ponerte un ejemplo: si quieres trabajar en la sección económica de un medio de comunicación debes saber de Economía; si quieres hacerlo en la sección política, deberás controlar cómo se desarrolla el juego entre los partidos políticos, cómo es el sistema parlamentario etc. Sin embargo para informar desde la perspectiva de género se suele enviar al primero que pasa por la redacción para cubrir el asesinato de una mujer.
Por tanto no hay una conciencia de que la perspectiva de género en comunicación es un tema transversal. No es cuestión de decir que vamos a hablar de temas que afectan a las mujeres y cosas que hacen las mujeres…No, No…Vamos a hablar de aspectos que afectan a más del 50% de la población.
Por tanto la diferencia entre hacer información desde la perspectiva de género y hacerla desde la perspectiva feminista es hacer información de calidad porque se aporta pluralidad y diversidad a un discurso. No es ni mejor ni peor, es diferente.”
A día de hoy no podemos ni debemos mentir a nadie: el periodismo no es objetivo, pero al menos debe reflejar a toda la sociedad. Desde el Máster de Género y Comunicación de la UAB se impulsa que las alumnas salgan formadas con esta perspectiva global. “Se trata de ofrecer calidad, pluralidad y diversidad. Y esto solo lo podemos conseguir si damos voz al 50% de la población que en este momento no tiene voz”
Hay muchas actitudes que cambiar, entre ellas las que – por propia inercia- emplean muchos periodistas que tienden a buscar al experto masculino como voz prestigiosa en la elaboración de su reportaje.
¿Es necesario integrar otras alternativas y hacerlo con naturalidad?
” Por supuesto, porque el periodismo feminista no es una piedra en el zapato; no es solo trabajar por la igualdad entre hombres y mujeres, es hacerlo en contra de las discriminaciones por razón de raza, orientación sexual, pensamiento o creencias religiosas, por ejemplo. Y la base del cambio podríamos agruparla en tres elementos básicos de formación social: la educación formal, la que proviene de la familia, y la generada por los medios de comunicación. Deben complementarse y ser la base de un verdadero cambio en igualdad”.
Isabel, hablemos de la imagen de la mujer periodista. Al hombre se le considera maduro e interesante si tiene canas. La comunicadora en televisión es joven (o pretende serlo) guapa, atractiva y cuando deja de serlo pasará a formar parte del apoyo en redacción, detrás de las cámaras. ¿Buscamos el prestigio en el comunicador? Porque tengo la sensación de que la valoración profesional tiene una amplia diferencia si puntuamos a un hombre o lo hacemos a una mujer que ocupa el primer plano en un informativo.
“Efectivamente, un periodista de televisión con el cabello blanco es un hombre que infunde confianza, madurez, credibilidad. Sin embargo a la mujer se le pide que mantenga el roll sexista: joven y físicamente perfecta, muy pocas superan los cuarenta años. Hay como una negación de que las mujeres ocupamos los espacios públicos, aunque por otro lado se nos demanda que seamos madres, buenas profesionales, eternamente jóvenes…pero sin hacer sombra. Se premia al trabajo femenino eficaz y discreto en ambición. Creo que estamos marcando algunos detalles ya conocidos por el público, pero que merecen ser recordados”
Hablamos de opinión en femenino. ¿Cuál es la razón principal de la ausencia de firmas femeninas en los espacios que los medios de comunicación dedican a la reflexión, al análisis personal del experto, a la opinión en definitiva?
Y que se leen, además, con mayor atención por su estilo y contenido,
“Yo creo que va a la par de todo lo que hemos estado hablando hasta ahora. Como los espacios de opinión crean una mirada crítica y un discurso, se pretende impedir el acceso a las mujeres a un trampolín creativo tan goloso y ambicioso en muchos sentidos. Se nos niega la autoridad.
Por tanto se sigue manteniendo el sistema patriarcal y machista. Hay muchos hombres que desean que sigamos opinando solo en nuestro espacio privado. El resultado es que no se crean o se niegan los referentes de opinión femeninos que son tan necesarios.
Nos encontramos con la dificultad de reclamar la presencia de una experta femenina para configurar un debate o un reportaje porque desde muchos aspectos se las siguen considerando prestigiosas pero no a nivel social. Esto es tremendo.
Sobre todo cuando somos testigos de que el periodista tiene que entrevistar a una experta en economía – por ejemplo- y comienza la charla preguntándole si tiene hijos en edad escolar. Esta cuestión no da lugar; y por supuesto no suele plantearse a un entrevistado.
Desde #OnSónLesDones presionamos diariamente en las redes sociales y puedo afirmar que, al menos en los medios de comunicación públicos catalanes, la presencia de opinadoras se acerca a la paridad. Están cumpliendo la ley como emisoras públicas. Sin embargo, en la prensa escrita es más difícil: se mantiene la proporción de 80-20% “.
El siguiente paso, tal y como nos explica Isabel Muntané, es conseguir que se cumpla la Ley de Igualdad en la prensa privada y en la Administración.
“Hay que acabar también con ese sentimiento que acompaña a muchos hombres y también a mujeres por el que nosotras debemos demostrar una y otra vez que somos válidas.
Pensemos por qué hay tan pocas mujeres en tertulias políticas, económicas o científicas. Porque generalmente están organizadas desde la mirada masculina y patriarcal. En más de una ocasión nos emplazan a una colaboración en un medio con tan solo un par de horas de antelación y esto demuestra que quien convoca el evento no contempla la conciliación familiar; porque aún el quehacer del hogar y el cuidado de los hijos continúan responsabilizándose a la mujer.
Y aún hay más: acudimos a una tertulia y se nos trata de bonita, guapa, sin ninguna necesidad por supuesto. Ya que tenemos un cargo profesional afín al de nuestros compañeros de mesa, a los que nosotras nunca lanzaremos un piropo, porque está fuera de lugar como digo. Estos son ejemplos que debemos analizar: la manera de dirigirse a nosotras como un objeto, como si estuviéramos en un aparador”.
Aspectos hay y muchos con una necesidad de cambio casi urgente, entre los más acuciantes está la valoración de los llamados trabajos feminizados. “Nuestras competencias profesionales, nuestras características emocionales son buenas y necesarias en la construcción de una sociedad más justa. Desde la formación, insisto, debemos tomar conciencia de la situación. Hay que recordar que hemos sido educadas en el patriarcado y naturalizamos de manera inconsciente algunas situaciones que son agresiones contra nosotras. Tenemos que aprender a identificarlas para poder luchar contra ellas. Pese a todo, creo que cada vez hay más conciencia”.
Las facultades de Periodismo están llenas de mujeres. Sin embargo ¿Cómo puede ser que el porcentaje de mujeres sea tan bajo en los Consejos de Redacción o Dirección de los medios de comunicación? La pregunta queda en el aire con la esperanza de que se valore la capacidad intelectual por encima del sexo o del aspecto físico.
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