Lo que os voy a contar me viene grande. Sencillamente: GRANDE. Siento que me encojo dentro de la ropa con sólo pensarlo. Me voy haciendo pequeña y más pequeña, hasta bracear con ahogo dentro de mi blusa, intentado liberarme de la carpa de circo en la que se ha convertido.
Es de noche, es agosto, es uno de esos días en los que nadie espera que suceda nada, hasta que, sin saber cómo, se parte en dos.
Imagino la sensación de hogar, los cuatro niños jugando, muy probablemente acostados, él viendo la televisión, ella embarazada, leyendo un libro que apoya en su hermosa panza. De pronto, un ruido raja el cielo, después gritos, voces; muecas violentas, desencajadas. Los sacan a empellones de la casa, lo mismo que a sus vecinos. Se miran unos a otros sin poder comprender. Los agrupan y, de rodillas, comienzan a golpearle con saña la barriga, a su precioso bebé. Una y otra vez. Sin compasión, sin razón. ISIS no puede acoger entre sus filas al hijo de un infiel.
El 3 de agosto de 2014 el grupo terrorista ISIS tomó la ciudad de Sijar, en el kurdistán irakí, llevándose a 5.000 hombres y 4.000 mujeres. A punta dekalashnikov, clasificados como ganado, los jóvenes varones serían destinados a trabajos en el campo, a la guerra e, incluso, a inmolarse, a las mujeres -según su belleza, edad, y descendencia- se las vendería en auténticos mercados de esclavas, expuestas como animales y con un oscuro futuro por delante.
El 3 de agosto de 2014 el grupo terrorista ISIS tomó la ciudad de Sijar, en el kurdistán irakí, llevándose a 5000 hombres y 4000 mujeres. A punta dekalashnikov, clasificados como ganado, los jóvenes varones serían destinados a trabajos en el campo, a la guerra e, incluso, a inmolarse, a las mujeres -según su belleza, edad, y descendencia- se las vendería en auténticos mercados de esclavas, expuestas como animales y con un oscuro futuro por delante.
Para Bahar ha sido casi un año y medio de pesadilla. Cuando Roger la encontró en el campamento de Khanke -donde sobreviven 20.000 refugiados de la barbarie- apenas era capaz de caminar, estaba desnutrida y se desmayaba constantemente. Aún así, quiso que Roger conociera su historia, que contara su horror para que alguien lo pare.
Son esclavas de ISIS en pleno siglo XXI, ante la impasividad de la Comunidad Internacional.
… vendaron los ojos de los hombres y se los llevaron, fue la última vez que vi a mi marido y a mi hijo… A las mujeres nos separaron: las guapas y solteras, las casadas sin hijos, las madres y las ancianas; a los niños los encerraron en una habitación… Nos violaron durante siete días seguidos, en ocasiones varias veces, incluso, varios hombres a la vez….
Este es tan sólo parte del relato que abarca un año y cuatro meses : 487 días de fanatismo y terror. Es fácil hacerse una idea de los horrores del genocidio yazidí. Bahar fue vendida y comprada hasta en siete ocasiones. Siete amos diferentes, siete formas de torturar distintas. Finalmente, gracias a infiltrados y a un rescate de 15.000 euros, pudo recuperar la libertad y los retales que quedan de su vida. Pero como Bahar quedan 3.500 mujeres capturadas en esa noche del 3 de agosto de 2014. Son esclavas de ISIS en pleno siglo XXI, ante la impasividad de la Comunidad Internacional.
Roger Calabuig ha traído a Cantabria esta historia y la de otras catorce mujeres que conoció en su misión en el Kurdistán. La ha traído convertida en exposición fotográfica y en un pequeño libro que ha editado con fondos propios. Pretende con ello ayudar a la ONG local que atiende a las víctimas. El próximo mes de junio viajará de nuevo a la zona para rodar un documental que haga visible el problema en Europa. La exposición y los libros -que se encuentran a la venta a diez euros- están disponibles en la Biblioteca Municipal de los Corrales de Buelna. Después viajarán a Madrid.
Si queréis más información sobre el genocidio yazidí o sobre Jinda, la ONG creada por Roger Calabuig, podéis buscar en Facebook ‘Jinda España’ o acceder a su página web en www.jindaspain.com/