Siempre he escuchado una frase que a mi me ha llamado mucho la atención y que ahora, que tengo cierta edad la recuerdo con mucha frecuencia. Se decía en mis tiempos y creo que se sigue diciendo ahora: «Juventud, divino tesoro» ¡Qué bonita! ¡Divino tesoro!
Divino tesoro porque la energía que ellos tienen, es difícil de encontrar en los que ya somos mayores. Divino tesoro, porque ellos son nuestra esperanza de futuro. Divino tesoro porque «envidiamos» su idealismo y sus ganas de luchar.
Pero yo me pregunto: ¿Si envidiamos tanto a la juventud, por qué no los cuidamos más? ¿Por qué no les ponemos a su alcance todas las herramientas, para que se realicen plenamente, y cumplan sus aspiraciones y proyectos de vida?
Creo que vivimos en una época en que el pasotismo, de una juventud aburrida y hastiada de ver tanta injusticia, tanta zancadilla, tantos comportamientos extraños –por no decir erróneos–, de las personas que se supone que por su experiencia y mayoría de edad deberían ser el ejemplo a seguir por ellos.
Y así nos encontramos con una juventud cuyas expectativas laborales son nulas o casi nulas y, no podemos pretender que ellos, los más jóvenes, tengan ilusión por algo y que no pasen por esta vida con indiferencia y pasotismo ante los problemas sociales que presencian a diario.
Estamos hartos de ver cómo se lucha contra la droga en nuestras calles, y a jóvenes caer como chinches, porque los mayores, las instituciones y los que tendrían que hacerlo no les hacen caso.
Si hiciéramos una encuesta preguntando a las personas por nuestros jóvenes escucharíamos frases como: ¡Son un desastre! ¡Todos son iguales, no hacen nada! ¡Solo quieren caprichos! Etc.
Hoy yo quiero romper una lanza a favor de ellos, y quiero decir que no, que no todos son iguales y que hay jóvenes que (gracias a Dios la mayoría) son gente sana, sincera, solidaria, con ilusiones… Lo que pasa es que tal vez llenen más páginas y titulares los que se encargan cada fin de semana de agredir y de intimidar a los pacíficos, tratando de incordiar su salida nocturna, o rompiendo su evasión tranquila con los amigos después de una semana de trabajo o de estudio.
Pongámosles a su alcance todos los medios y démosles más oportunidades. para que a la hora de elegir entre el bien y el mal, opten por el camino de la lealtad, la fidelidad, la confianza y el buen ambiente, y así tendremos una juventud sana, buena e ilusionada.
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