Mucho se habla en los negocios, en las empresas, entre los gurús, incluso en la ley, y en las Directrices internacionales del medio en el que vivimos y de cómo se muere a causa de nuestro impulso, pues el fin (la facturación) justifica los medios (el cambio climático), esta es la realidad. Así que hoy analizamos cómo las empresas han asumido el reto de transformarse en sostenibles con la aplicación de criterios ESG -Environmental Social Governance-
Más aún lo observamos, si nos encontramos entre las empresas sujetas a la realización de la redacción de los Estados de Información No Financieros -EINF- (empresas con grandes ganancias o más de 250 empleados) Unas 1900 empresas deben presentar tales estados cada año desde el 2018, cuando entró en vigor la obligatoriedad con la trasposición de la norma europea.
Por lo que durante los cuatro últimos años hemos debido presentar estos EINF, en los que las consultoras multinacionales nos dicen que ya son empresas sostenibles, o al menos lo tienen interiorizado su intención de cambio. Así debería darse el siguiente paso, hablar de la “S” social pero, ¿se ha comenzado ya? Vamos a verlo.
Estos estados, arrojan datos interesantes que antes de entrar a valorar a fondo el siguiente estadio no estaría mal repasarlos, pues creo nos darán mucha información sobre la “S” y de lo que los nuevos trabajadores quieren para sí.
El primer paso, aunque parezca ridículo, es el cumplimiento perse de la presentación de tales EINF. En cuatro años el 94% de las empresas cumplen con su elaboración, aunque todavía sin la determinación de datos cuantitativos y sin su vinculación con las cuentas anuales en exactitud, por lo que queda mucho que mejorar. Matices más positivos son la vinculación de las empresas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS- de la ONU que, aún sin cumplirse al completo, han servido para verificar que las actuaciones más ejecutadas por las empresas han versado en mejorar el medio ambiente y el desarrollo de un empleo más digno y decente, empezando por los mínimos de los derechos humanos en materia laboral.
No iremos al detalle del contenido de estos EINF, sino a refrescar aspectos significativos, como por ejemplo la Taxonomía verde, y cómo seis son los objetivos de la Unión Europea para realzar actividades económicas que realmente sean sostenibles. Que impliquen en cierta medida:
- Actividades que mitiguen el cambio climático.
- Adaptación de las empresas respecto al cambio climático
- El uso sostenible del agua y los recursos naturales
- El fomento de la economía circular
- La reducción de la contaminación
- La recuperación de la biodiversidad y la protección de los ecosistemas
En esta materia hay mucho camino por recorrer ya que solo un porcentaje muy pequeño habla de estas actividades, y tan solo un 15% da detalles de los números relativos a estas actividades en sus informes no financieros.
Si saltamos a la sección del buen gobierno, la ética o la transparencia en las empresas, cada vez más empresas tratan de ser transparentes. En primer lugar, respecto a compartir la realidad de sus datos. Para luego poder decir que casi el 75% tiene un código de buenas prácticas respecto de sus Consejos de gobierno y la trazabilidad de sus equipos de trabajo incluidos proveedores y productos. Multitud de normas de calidad ayudan a que estos hechos sean constatables. Y cada vez menos observamos como proveedores incumplen los mínimos legales europeos (no al trabajo infantil, vejatorio o contaminación exacerbada de países de la India) Así como la obligación de compartir la información de los países en los que tributan las empresas, y poder determinar su intervención o no en paraísos fiscales.
Antes de entrar en la cuestión controvertida es imprescindible abordar el cambio económico y de ciclo que se está produciendo, significando incluso que esta crisis es compleja en cuanto a las 4 variables que entran en juego (recesión, inflación, medio ambiental y sanitaria), siendo de muy difícil calado minimizar los riesgos, pues escapan al alcance de las empresas el control de las mismas. Es más, actualmente y con la experiencia de los directivos, empresarios e instituciones, no se puede resolver tal conflicto con soluciones no adaptadas a las circunstancias o ya utilizadas en el pasado, y se necesita saltar de escalón, abordando este tema desde las personas, desde la dimensión más social de las empresas.
Es por ello que la sección social de estos estados no financieros, o todas aquellas herramientas y obligaciones relativas a las personas dentro de las empresas son clave para conseguir el cambio que necesita nuestra economía. Pues en definitiva los cambios los ejecutan las personas. De ahí la necesidad de hablar sobre la organización del tiempo, de la conciliación laboral, familiar y personal, sobre la protección del bienestar y la salud, junto con la metodología para establecer un dialogo social que aborde las temáticas en brecha salarial, absentismo laboral y sus causas principales.
Sin duda se hace necesario pensar qué cosas, de las que hoy hacemos en nuestras empresas, serán vistas como extrañas dentro de 50 años. O cómo es la empresa en la que ya queremos trabajar, empresas en las que tener isnpiración, me quieran por lo que ya soy, me apoyen para desarrollar mi carrera profesional, y me acompañen en ese camino. Se trata de humanizar a la empresa, pues las empresas las forman personas, y si nos olvidamos de que las personas tenemos 3 dimensiones (cuerpo, mente y espíritu,) de igual modo, nuestras empresas carecerán de esa característica que hoy ya las nuevas generaciones exigen cuando seleccionan las empresas a las que dirigirse para un nuevo proyecto. Y no poseeremos el arma necesaria para vencer a esta crisis, personas con talento.
Diría que, sin llegar a producirse la muerte de las viejas ideas, jamás podrán nacer las nuevas, siendo estas las que impulsen los cambios de las personas, la capacidad de soñar, de construir un futuro diferente, no incierto, pues con lo que queramos que sea, deberemos ir dando aquellos pasos que nos lleven a la dirección correcta. De ahí que las 3 claves para construir un futuro bajo esta premisa, sean:
- Soñar con un trabajo, empresa, sector, (lo que queramos) mejor del que hoy tenemos
- Tener deseo de querer, es decir, la voluntad
- Permitirnos fallar sin culpa. Reflexionando sobre el aprendizaje.
Hemos de aprender a encontrar las diferencias entre ver y mirar a nuestros compañeros, jefes, empleados, socios. Hemos de crear los espacios donde escuchar, que no oír, a las personas. Hemos de sentirlas para saber qué necesitan, sin que ellas nos las pidan. De impulsarles a hacer aquello que no terminan de atreverse a hacer. Hemos de liderar de abajo arriba, en horizontal, para que esa “S” DE SOCIAL, sea una “s” del Sí a nosotros del famoso lema de la campaña de Obama “Yes we can”.
Alguna vez tendremos que intentarlo, os aseguro que solo el primer paso costará, ya que los sucesivos vendrán con cierta inercia, y ya sabemos que pasa con un buen virus, que se propaga más rápido de lo previsto, yo lo denomino esperanza.
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