fbpx
No Result
View All Result
Newsletter
Woman Essentia
  • Inicio
  • Punto de Vista
    • Woman Essentia
    • Opinamos
    • Actualidad
    • Encuestas
  • Personas
    • Protagonistas
    • Familia y Educación
    • Hicieron Historia
    • Jóvenes
    • Trabajando en Primera Persona
  • En Armonía
    • En armonía
    • Cocina
    • Deportes
    • Salud y Belleza
    • Moda
    • Viajar
  • Del presente al futuro
    • Ética
    • Mundo económico
    • Aprendemos
    • Transformación Digital
    • Tecnología
  • Arte y Cultura
    • Arte
    • Cine y Series
    • Libros
    • Relatos y Cuentos
    • Excelencia Literaria
    • Escuchando
    • Un poco de Historia
  • Un mundo mejor
  • Inicio
  • Punto de Vista
    • Woman Essentia
    • Opinamos
    • Actualidad
    • Encuestas
  • Personas
    • Protagonistas
    • Familia y Educación
    • Hicieron Historia
    • Jóvenes
    • Trabajando en Primera Persona
  • En Armonía
    • En armonía
    • Cocina
    • Deportes
    • Salud y Belleza
    • Moda
    • Viajar
  • Del presente al futuro
    • Ética
    • Mundo económico
    • Aprendemos
    • Transformación Digital
    • Tecnología
  • Arte y Cultura
    • Arte
    • Cine y Series
    • Libros
    • Relatos y Cuentos
    • Excelencia Literaria
    • Escuchando
    • Un poco de Historia
  • Un mundo mejor
No Result
View All Result
Woman Essentia

El cuento de Leandro y Dolores

Una historia de barrio

Luisa G.Ocaña por Luisa G.Ocaña
13 mayo, 2019
en Relatos y Cuentos
0
0
Home Arte y Cultura Relatos y Cuentos
Compártelo en FacebookTuitéaloPublica en Google Comparte en LinkedInCompartir en PinterestCompartir por WhatsappEnviar por mail

Mi amigo Leandro era un chisgarabís, un don Juan de medio pelo, un loco de la comedia, un tío más ausente que presente, un soñador.

Leandro concitaba sentimientos encontrados, derramaba ternura, resultaba irritante y adorable a partes iguales.

Él solía decir que se había comido la vida a dentelladas, pero lo cierto es que era más oveja que lobo, acuñaba heridas desteñidas con cierto aroma a chamusquina y es que allá donde había un incendio, cuando presto acudía a sofocarlo, salía escaldado.

Cuando cumplió sesenta proyectó una segunda oportunidad para deleitarse en el arte de vivir, se matriculó en una escuela para adultos que había en el barrio y se compró unas libretas y varios bolígrafos de todos los colores.


«Sin color no hay vida», solía repetir


Allí descubrió a la Dolores, que así la conocían por el pueblo, Dolores, la de las telas. Mujer hacendosa y trabajadora que había explotado un taller de costura toda su vida y que había colgado las tijeras por mor de la fortuna.

A la Dolores le había tocado la lotería una mañana tonta en el bar de Pepe donde acostumbraba a repostar energías antes de que el gallo cantara. Aquél día el desayuno le salió caro, o barato, según se mire. Porque al tentempié mañanero se sumó el décimo de la suerte.

Fue un bombazo el de la Dolores y más contenta que unas pascuas. Cerró el taller sin pestañear y tomó la decisión de dedicar el resto de su vida a otros menesteres, como estudiar, leer, pasear, ir a clases de baile y viajar siempre que el tiempo lo favoreciese.

Y se fueron a Venecia

Cuando Leandro y Dolores, la de las telas, se miraron por primera vez, no sintieron absolutamente nada especial. Fueron compañeros de pupitre y amigos de tasca lo que tarda en morir un invierno.

Quizás la primavera despertó ese afecto que había ido germinando con discreción y sosiego, incluso de forma clandestina sin saberlo ellos siquiera.

Pero el día llegó, como llega la calma después del viento, o como llega la luz a la bombilla y qué se yo, el asunto es que mi amigo Leandro me llamó una mañana, muy temprano y me espetó con voz saltarina: ¡Me caso con Dolores!

A mi felicitación siguieron un batallón de preguntas que Leandro respondía ávido de ponerme al día, no en vano habíamos tejido una amistad recia y duradera que resistía verdad y confidencias sin recato.

Estaba Leandro como un niño chico con zapatos nuevos, para él todo cobraba sentido a la luz de este amor de ocaso y no quería dejar de saborear ni un instante de su nueva vida.

Recuerdo la tarde en que quedamos para tomar café los tres, días después de recibir la noticia del casamiento. A Leandro le hacían chiribitas los ojos y su sonrisa lo decía todo. Dolores simplemente irradiaba felicidad. Pude comprobar que allí había salsa y auguré alegrías plenas.

Semanas después, partieron a Venecia a festejar su recién bendecido amor. Me quedé con ganas de acompañarles, porque esa ciudad me llama, pero no era el momento, huelga que me extienda en explicar las razones.

Y colorín colorado

Fue en esa gama de colores que la luz nos regala, donde aprendieron a tejer su historia, a veces ensombrecida por las escaramuzas de la convivencia, como nos pasa al común de los mortales, pero ellos le echaron humor a sacos y ganas a toneladas.

Leandro y Dolores se fundieron con la tierra después de un porrón de días que sumaron años hasta atesorar varias décadas. Y durante ese amor tardío, no sólo pude disfrutar de la amistad del bueno de Leandro, sino que gané el afecto de Dolores.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

¿Te gustaría recibir notificaciones sobre este artículo de nuestra revista?

Eliminar suscripción
Artículo anterior

La tortuga en la isla

Artículo siguiente

Teresa Kachindamoto, lideresa de las niñas en Dedza

Luisa G.Ocaña

Luisa G.Ocaña

Aprovecho la oportunidad que me brinda la escritura para expresar mis ideas cotidianas. A veces torpemente, otras con viveza y en la medida de lo posible, con sentido del humor y respeto a ideas contrarias.

Relacionados Entradas

Hay cole. Fundación montpellier
Relatos y Cuentos

¿Hay cole?

- ¿Hoy hay cole? - pregunto cada día. Y si la respuesta es sí, doy un salto de la cama....

por Vanesa García Pérez
15 abril, 2021
81
Regalo de Navidad
Relatos y Cuentos

Un regalo de Navidad

Querido Santa Claus:  No creo en ti, así que no sé quien estará leyendo estas líneas. Tengo seguro que no...

por Excelencia Literaria
19 diciembre, 2020
67
números sin rostro
Relatos y Cuentos

Muerte y gloria: Números con rostro…

LA FRIALDAD DE LOS NÚMEROS ALIVIABA EL DRAMA DE LA NOTICIA. El anonimato de las estadísticas ocultaba la ausencia de...

por Alfonso Crespo
21 junio, 2020
98
Artículo siguiente
Teresa Kachindamoto

Teresa Kachindamoto, lideresa de las niñas en Dedza

Discussion about this post

Suscríbete a nuestra Newsletter

Facebook Twitter LinkedIn Pinterest Instagram YouTube RSS

Woman Essentia

  • Quiénes somos
  • Contacto
  • Colabora con nosotros
  • Publicidad
  • Politica de Privacidad
  • Política de Cookies

Blogs Essentia

  • Tu look habla
  • El blog de Miguel Aranguren
  • Mis ideas cotidianas
  • Empezando desde SEO
  • El blog de Lourdes Ojeda

¿Sobre qué quieres leer?

  • Actualidad
  • Aprendemos
  • Arte
  • Arte y Cultura
  • Cine y Series
  • Cocina
  • Deportes
  • En Armonía
  • Encuestas
  • Ética
  • Excelencia Literaria
  • Familia y Educación
  • Hicieron Historia
  • Jóvenes
  • Libros
  • Moda
  • Mundo económico
  • Naturaleza, Ciencia y Tecnología
  • Opinamos
  • Protagonistas
  • Punto de vista
  • Relatos y Cuentos
  • Salud y Belleza
  • Trabajando en Primera Persona
  • Transformación Digital
  • Un mundo mejor
  • Un poco de Historia
  • Viajar
  • Woman Essentia

Contenidos

  • Personas
  • Del presente al futuro
  • Arte y Cultura
  • Salud y Belleza
  • Solidarias

Newsletter

© 2019 WomanEssentia

No Result
View All Result
  • Portada
  • Personas
  • Salud y Belleza
  • Del presente al futuro
  • Arte y Cultura
  • Solidarias
  • Blogs Essentia
  • Punto de vista

© 2019 WomanEssentia

Welcome Back!

Sign In with Facebook
OR

Login to your account below

¿Has olvidado la contraseña?

Create New Account!

Fill the forms below to register

*Al registrarte en nuestro sitio web, entendemos que has leído y aceptado nuestraPolítica de privacidad.
All fields are required. Log In

Retrieve your password

Please enter your username or email address to reset your password.

Log In
Suscribete

Ediciones Essentia SL gestiona esta página web y utiliza cookies y tecnologías similares (en adelante "Cookies"). Algunas Cookies son necesarias para hacer accesible esta página. Otras Cookies nos permiten analizar y medir las audiencias y el tráfico de la página web. Las Cookies también son utilizadas para mostrar publicidad que es más relevante para sus intereses ("Cookies Publicitarias basadas en intereses"), tanto por nosotros como por anunciantes y otros socios. Puede pulsar en el enlace "Panel de Cookies" más abajo para revisar el tipo de Cookies que usamos tanto nosotros como terceros que pueden instalar Cookies publicitarias basadas en intereses en esta página. Puede ajustar sus preferencias de Cookies en cualquier momento utilizando el Panel de Cookies. Para continuar en la página web sin Cookies Publicitarias basadas en intereses, pulse en el botón "X" en la esquina superior de este mensaje. Para aceptar el uso de Cookies Publicitarias basadas en intereses en esta página web pulse "Acepto" más abajo. Política de Cookies.