Para Gary Powell está claro, estamos unidos con un objetivo: evitar la explotación que daña a mujeres y niños
Leo en Vanity Fair que Nicolás Berggruen, inversor y filántropo excéntrico, es padre de dos niños, de diferentes madres, por “gestación subrogada”, presumiendo en el mismo artículo de lo “natural” que había sido todo el proceso. Son muchos los famosos que han tenido hijos de esta forma (vientres de alquiler), Elton John, Ronaldo, Ricky Martín, Miguel Bosé, Nicole Kidman, lo que contribuye a que esta forma tener hijos llegue a parecer natural.
Esto ha creado un debate social incluso para darle nombre: vientres de alquiler versus maternidad subrogada (que es como lo llaman sus defensores) y que hace necesario un planteamiento serio, a la vez que no dejarse llevar por sensibilidades que confunden un deseo, que puede ser muy loable, con un derecho, que además se impone sobre los derechos de otras persona, como son los de la madre e incluso el propio hijo.
“No existe un derecho universal a tener hijos”. Gary Powell
Gary Powell, activista gay y defensor desde hace más de 30 años de los derechos de este colectivo, firmante de la Declaración Stop Surrogacy Now, Reino Unido, conoce las consecuencias de esta práctica, los cánceres provocados por la estimulación hormonal, las secuelas físicas y psíquicas que afectan tanto a las donantes de óvulos, como a las madres gestantes e incluso los niños traídos al mundo consecuencia de este proceso.
En su último viaje a España para explicar su postura a políticos de diferentes grupos parlamentarios, denunció la escasa importancia que los defensores de este proceso dan a estas secuelas, y pidió claramente la prohibición de esta práctica, total e internacional, sobre todo porque algunas personas LGBT llegan a considerar equivocadamente el «derecho» a estos acuerdos de maternidad subrogada para tener hijos como un derecho LGBT intrínseco. Criticó a quienes no dejan hablar de estos temas y juzgan de homófobos a los que defienden una postura natural, con el único objetivo de “no dejar opinar”.
La Plataforma americana Stop Surrogacy Now recoge casos de mujeres, madres por subrogación, que detallan las experiencias dolorosas y enfermedades que han desarrollado. Hablar de California como Estado avanzado en materia de biotecnología y concepción de la vida es incoherente cuando se conocen los relatos de estas mujeres, y cuyas consecuencias se está empezando a conocer ahora.
En el año 2015 el Parlamento Europeo lo condenó dicha práctica por ”socavar la dignidad de las mujeres y convertirlas en una mercancía”, y habría que añadir que la dignidad de los niños también, ya que se convierten en el “objeto” de un derecho. En marzo pasado, en el marco de la 61 ª sesión de la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres del Consejo Económico y Social de la ONU, Jennifer Lahl, presidenta del Center for Bioethics and Culture de EEUU y organizadora de la jornada “Comerciar con el cuerpo femenino”, volvió a pedir a la comunidad internacional la prohibición global de la subrogación.
“Socava la dignidad de las mujeres al convertirlas en una mercancía”. Parlamento Europeo
Para Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía, “la gestación subrogada degrada a la gestante, ya que se convierte en vasija por dinero, además se ve obligada a vivir su embarazo en disociación psicológica y afectiva, intentando no encariñarse con la criatura que crece en su interior”, añadiendo que el niño sabrá que ha sido “fabricado” (por dinero) y «no engendrado en la forma sabiamente prevista por la naturaleza (ABC)».
Si nos remitimos al ámbito legal, también surgen voces como el informe que D. Enrique Álvarez, de la universidad Rey Juan Carlos y Dña. Rosario Tur, de la universidad Miguel Hernández, publicaron un artículo en El Mundo explicando como la práctica del vientres de alquiler no encaja con la Constitución, pidiendo su prohibición por “atentar contra derechos fundamentales, principios, valores y bienes constitucionalmente protegidos”.
El Comité de Bioética de España, órgano consultivo, adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, emitió un informe en mayo en el cual ofrecía tres criterios para la reforma legal: partiendo de anulación de la eficacia legal de estos contratos, incluso los celebrados en el extranjero, pedía un marco común regulatorio que prohíba la celebración de los mismos, evitando que estos niños queden desprotegidos en este periodo de transición, hasta la total prohibición.
Las asociaciones feministas y colectivos LGTB, también se unieron para protestar el pasado mayo delante de una feria de Gestación Subrogada (Surrfair ) que tuvo lugar en Madrid, habiendo pedido anteriormente a la Fiscalía su suspensión, por vulnerar la legalidad vigente y el interés publico.
La filósofa Francesa Sylviane Agacinsky, esposa de Leonel Jospin, exprimer ministro socialista francés, argumenta que es una nueva forma de esclavitud de las mujeres. En cuanto a la rama ecologista, José Bové, eurodiputado verde, defiende el deber de respetar la naturaleza en cuanto a la reproducción humana.
Tanto el Manifiesto publicado en Francia por personalidades de la cultura y la política, como el informe de una Comisión creada a petición del Gobierno Sueco para investigar este tema, piden la prohibición de las madres de alquiler, sea comercial o no, incluida su publicidad, por violar los derechos de las mujeres y de los niños. “La madre es considerada como nada”, explica el informe, “pues ni siquiera tiene derecho a ser llamada mamá y todo responde a los deseos del comprador”.
Son ya muchos los testimonios de madres de alquiler que se sienten solas, llegando incluso en algunas ocasiones a ser las únicas que protegen a estos niños cuando surgen problemas. La historia de Kelly Martínez, que ha dado a luz a cinco niños por subrogación para otras parejas y que actualmente está totalmente en contra, es uno de estos casos. Sufrió una preclampsia, complicación grave relacionada con los embarazos múltiples y la reproducción asistida. Las consecuencias después de un año son: estrés post traumático y ligadura de trompas.
Jessica Kern, de 32 años, da su testimonio como hija de vientres de alquiler, y aunque su padre era también biológico, años después achaca la mala relación con su familia a las altas expectativas de perfección que tenían en ella debido al dinero que se habían gastado para que naciera. Jessica no acepta las comparaciones de los niños resultado de un vientre de alquiler con los niños adoptados, ya que al adoptar se le da una familia a un niño que ya está en el mundo, ayudando a resolver una situación difícil. Mientras que en la subrogación, “estamos creando esta situación a propósito”.
Al adoptar se le da una familia a un niño que ya está en el mundo, ayudando a resolver una situación difícil. Mientras que en la subrogación, “estamos creando esta situación a propósito”. Jessika Kern (hija de vientre de alquiler)
Si en un primer momento, la madre solía ser también la madre biológica, se ha pasado a situaciones donde se fecunda un óvulo y un espermatozoide que, en la mayoría de los casos no tiene que ver con las personas que van a ejercer de padres, ni siquiera con la mujer que será gestante, apareciendo así tres mujeres en este proceso, y provocando situaciones semejantes a una adopción cualquiera, sólo que en estos casos, los padres no tienen que someterse a las inspecciones, trámites o requisitos a los que son sometidos cualquier pareja que quiere adoptar. Estos niños tienen que cumplir unos requisitos, pero los padres no garantizan ningún stándar que no sea haber pagado un precio.
Los hijos no son un capricho, y no tienen que cumplir unos estándares, sin embargo, se están dando casos en que algunos padres por subrogación cuando los niños no son del sexo que esperan, o cuando tiene un problema o tiene síndrome down, como el caso de Pattaranon Chabua, la madre thailandesa que se quedó con el niño porque se negó a abortar, desaparecen.
En estos casos, los padres no tienen que someterse a las inspecciones, trámites o requisitos a los que son sometidos cualquier pareja que quiere adoptar.
Desde la neurociencia también hay voces que se levantan en contra de esta forma de procrear, la doctora en biología María Berrozpe habla de las consecuencias fisiológicas y neuronales irreparables al separar al bebé de su madre.
Los estudios demuestran la relación biológica desde las primeras semanas de gestación, entre madre e hijo durante el embarazo, tanto a nivel celular como de apego afectivo. El neonatólogo e investigador Nils Berman ha demostrado como la separación de un bebé del cuerpo de su madre provoca en él una desregulación que desembocará en cambios epigenéticos que afectarán a su desarrollo neurológico. Privar del contacto con la madre lleva a una alteración de la respuesta en la edad adulta al estrés o la ansiedad, del mismo modo que favorecer el contacto íntimo madre-hijo tras el nacimiento produce una elevación de la oxitocina en el cerebro de la cría que, a su vez, implica una serie de cambios neuroatómicos, que perduran, de forma que llegada la edad adulta, haya una mayor actitud de apego para sus condescendientes, al mismo tiempo que vincula la relación de la madre y el bebé. Según un estudio de la Universidad de Navarra, las embarazadas tienen en su médula ósea, células madre multipotenciales procedentes del feto, que se traspasan a partir de la cuarta semana y serán conservadas toda la vida, esto se denomina “microquimerismo”, teniendo una consecuencia fundamental en la parte de apego a su cría.
Se estima que cada año nacen 20.000 niños mediante este método, y sólo en España ya hay más de 15.000, mientras que las adopciones internacionales, han bajado de 5.541 en el año 2.004 a 799 en 2015. Cifras bastante alarmantes.
Según nos dicen los expertos, hay razones suficientes para pensar en la trascendencia de esta práctica y no tomarla a la ligera. La manipulación en la creación es jugar a ser Dios y ya hubo escritores que lo vaticinaron.
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