fbpx
No Result
View All Result
Newsletter
Woman Essentia
  • Inicio
  • Punto de Vista
    • Woman Essentia
    • Opinamos
    • Actualidad
    • Encuestas
  • Personas
    • Protagonistas
    • Familia y Educación
    • Hicieron Historia
    • Jóvenes
    • Trabajando en Primera Persona
  • En Armonía
    • En armonía
    • Cocina
    • Deportes
    • Salud y Belleza
    • Moda
    • Viajar
  • Del presente al futuro
    • Ética
    • Mundo económico
    • Aprendemos
    • Transformación Digital
    • Tecnología
  • Arte y Cultura
    • Arte
    • Cine y Series
    • Libros
    • Relatos y Cuentos
    • Excelencia Literaria
    • Escuchando
    • Un poco de Historia
  • Un mundo mejor
  • Inicio
  • Punto de Vista
    • Woman Essentia
    • Opinamos
    • Actualidad
    • Encuestas
  • Personas
    • Protagonistas
    • Familia y Educación
    • Hicieron Historia
    • Jóvenes
    • Trabajando en Primera Persona
  • En Armonía
    • En armonía
    • Cocina
    • Deportes
    • Salud y Belleza
    • Moda
    • Viajar
  • Del presente al futuro
    • Ética
    • Mundo económico
    • Aprendemos
    • Transformación Digital
    • Tecnología
  • Arte y Cultura
    • Arte
    • Cine y Series
    • Libros
    • Relatos y Cuentos
    • Excelencia Literaria
    • Escuchando
    • Un poco de Historia
  • Un mundo mejor
No Result
View All Result
Woman Essentia

Pilates en las escaleras

www.miguel aranguren.com

Miguel Aranguren por Miguel Aranguren
14 marzo, 2022
en Opinamos
0
0
Home Punto de vista Opinamos
Compártelo en FacebookTuitéaloPublica en Google Comparte en LinkedInCompartir en PinterestCompartir por WhatsappEnviar por mail

Las escaleras de mi casa saben bien de mi torpeza. Entre sus peldaños me he caído una y otra vez. Calculo mal el paso, se me resbala la suela de los zapatos en el filo del escalón, pierdo el equilibrio y me desfondo, unas veces sin daños colaterales y otras con libros, papeles, ropa recién planchada y hasta platos y bandejas que vuelan por los aires, golpeando y manchando las paredes. Una de mis abuelas resumía esta falta de destreza, mi descoordinación motora, con un apodo con el que nunca me sentí halagado: <<Manos de orangután>>. Menos mal que otras veces lo compensaba llamándome <<guapo>>, que es el modo corriente que usan las abuelas con sus nietos, sobre todo cuando les piden un favor: <<Guapo, ¿me traes las gafas de leer? Creo que me las he dejado en el comedor>>.

No sé quién ni cuándo inventó los ejercicios que en los años de guardería y en los de educación infantil evalúan la habilidad física en los niños. Quizá no existían cuando pasé por esa fase de mi currículum. Quizá el tiempo gastado en aquellas aulas que olían a una mixtura de puré y caca no lo empleé en hacer volteretas (que, lo confieso por primera vez, colorado por la vergüenza, nunca conseguí realizar sin caer de costado) ni en caminar como los cangrejos.

Mis hijos sí. En las calificaciones había un apartado que evaluaba su coordinación de movimientos. Todos han salido a su madre, capaz de hacer giros con una mano mientras sube y baja la otra, algo que para mí es tan imposible de ejecutar como una derivada matemática. La más pequeña no salió tan agraciada en eso del mecanismo corporal. En una exhibición de gimnasia que organizó su colegio, le correspondió participar en el número final: una carrera entre representantes de cada clase, mediante las dichosas volteretas. La pobre comenzó en su calle y terminó en la calle. Es decir, en vez de avanzar hacia adelante lo hizo de lado, y claro, después de seis, ocho, diez cabriolas, al tratar de incorporarse descubrió que del gimnasio había pasado a un campo de baloncesto.

Supongo que el deporte viene en los genes. Hay quien nace dando patadas al aire, como gritándole al mundo que le urge aprender a correr para empezar, cuanto antes, a jugar al fútbol. Otros no se conforman con el balón; al entrarles un berrinche aprietan los puños, baten los brazos, brincan en la cuna y presionan el colchón con los piececitos, dando a entender que serán unos ases en el boxeo y con la raqueta, en el atletismo y con los esquíes. Después estamos los que vinimos al mundo sin esos genes y al romper a llorar provocábamos en el espectador un <<pero mira que ha salido feo>>, cargado de conmiseración.

Prometo que a lo largo de la vida he tratado de desengañarme. En el colegio formé parte del equipo de salto de pértiga, a cuyas competiciones nunca fui convocado. De hecho, mientras en los entrenamientos unos volaban sobre un flexible palo de fibra, a mí me entregaban una barra hueca y dura que no tardó en quebrarse. Más tarde, en la Universidad, lo intenté con el squash, violento ejercicio que parece haber pasado a mejor vida, en el que no tardé en entregar la cuchara al comprender que no encuentro motivación alguna en la lucha por ganar un punto. Además, de un revés mal dado rompí la herramienta de juego contra la pared del frontón, lo que mi madre aprovechó para dejarme claro que no iba comprarme una nueva.

Una vez casado, le prometí a mi mujer que si me dejaba traer un perro a casa saldría a correr con él por las noches. En dos días le reconocí, decepcionado, que no soy hombre de palabra. El perro creció, engordó y murió de viejo muchos años después, mientras su dueño, feliz, se entregaba a la vida muelle de escribir, pintar y tallar, ejercicios para el alma que, al fin y al cabo, es el otro elemento del que estamos compuestos, a la que –ante la obsesión por la vida saludable– solemos tener arrinconada.

Una vez cruzado el Rubicón de los cincuenta, mi mujer se ha aliado con mi suegra (o mi suegra con mi mujer; no lo sé con certeza) para obligarme a reconocer (insisto en el verbo elegido: “obligar”) que llegada una edad es fundamental mantenerse en forma. Y como ellas saben que por mí mismo no haré jamás el esfuerzo de salir a correr, saltar, patinar… me han apuntado a clases de pilates. Pero lo que yo imaginaba una cómoda gimnasia pasiva, en la que el monitor se encarga de estirarte los músculos mientras reposas en una camilla, es el mismísimo invento del diablo. Con un juego cuasi infinito de poleas, manivelas pesas, cuerdas, balones, cintas, tablas, antideslizantes y mil artilugios más, una vez a la semana me someten a una carnicería que me deja para los restos.

Lo resumió a la perfección una de mis sobrinas cuando me vio regresar de pilates, disfrazado con un ridículo chándal azulón: <<Tío Miguel, pareces un viejito de residencia>>. Aun no sé si se refería al daño físico que me está haciendo la gimnasia o al aspecto que tengo cada vez que me pongo esas trazas, parecidas a las de los ancianos a quienes visten con ropa holgada para que resulte más fácil la ingrata tarea de asearlos.

Pero lo peor es que, después de meses aplastado por el pilates, sigo tropezándome por las escaleras.

¿Te gustaría recibir notificaciones sobre este artículo de nuestra revista?

Eliminar suscripción
Artículo anterior

Mujer con sombrero y abrigo rojo

Artículo siguiente

Educación: ¿dónde están los héroes?

Miguel Aranguren

Miguel Aranguren

Miguel Aranguren (1970), es uno de los novelistas contemporáneos que ha publicado a más temprana edad (su primer libro apareció en la editorial Espasa cuando acababa de cumplir 19 años) y uno de los articulistas más incipientes del periodismo español, firmando su primer artículo en El Mundo a los veintitrés.

Relacionados Entradas

La belleza de la vida
Opinamos

La belleza de la vida

  https://youtu.be/ekTvAMDWvbg

por Pilar Castañon
29 junio, 2022
11
esperar
Opinamos

Quien no sabe esperar, desespera

Las redes sociales nos han permitido un nivel de comunicación insospechado hasta hace pocos años, además de crear un nuevo...

por Miguel Pastorino
29 junio, 2022
9
wodehouse
Opinamos

Wodehouse y la cultura de la desgana

Estoy convencido de que cada uno de los lectores de este artículo puede afirmar, con modestia (pero con rotundidad), que...

por Miguel Aranguren
12 junio, 2022
163
Artículo siguiente

Educación: ¿dónde están los héroes?

¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión:

Suscríbete a nuestra Newsletter

Facebook Twitter LinkedIn Pinterest Instagram YouTube RSS

Woman Essentia

  • Quiénes somos
  • Contacto
  • Colabora con nosotros
  • Publicidad
  • Politica de Privacidad
  • Política de Cookies

Blogs Essentia

  • Tu look habla
  • El blog de Miguel Aranguren
  • Mis ideas cotidianas
  • Empezando desde SEO
  • El blog de Lourdes Ojeda

¿Sobre qué quieres leer?

  • Actualidad
  • Aprendemos
  • Arte
  • Arte y Cultura
  • Cine y Series
  • Cocina
  • Deportes
  • En Armonía
  • Encuestas
  • Ética
  • Excelencia Literaria
  • Familia y Educación
  • Hicieron Historia
  • Jóvenes
  • Libros
  • Moda
  • Mundo económico
  • Naturaleza, Ciencia y Tecnología
  • Opinamos
  • Personas
  • Protagonistas
  • Punto de vista
  • Relatos y Cuentos
  • Salud y Belleza
  • Trabajando en Primera Persona
  • Transformación Digital
  • Un mundo mejor
  • Un poco de Historia
  • Viajar
  • Woman Essentia

Contenidos

  • Personas
  • Del presente al futuro
  • Arte y Cultura
  • Salud y Belleza
  • Solidarias

Newsletter

© 2019 WomanEssentia

No Result
View All Result
  • Portada
  • Personas
  • Salud y Belleza
  • Del presente al futuro
  • Arte y Cultura
  • Solidarias
  • Blogs Essentia
  • Punto de vista

© 2019 WomanEssentia

Welcome Back!

Sign In with Facebook
OR

Login to your account below

¿Has olvidado la contraseña?

Create New Account!

Fill the forms below to register

*Al registrarte en nuestro sitio web, entendemos que has leído y aceptado nuestraPolítica de privacidad.
All fields are required. Log In

Retrieve your password

Please enter your username or email address to reset your password.

Log In
Suscribete

Ediciones Essentia SL gestiona esta página web y utiliza cookies y tecnologías similares (en adelante "Cookies"). Algunas Cookies son necesarias para hacer accesible esta página. Otras Cookies nos permiten analizar y medir las audiencias y el tráfico de la página web. Las Cookies también son utilizadas para mostrar publicidad que es más relevante para sus intereses ("Cookies Publicitarias basadas en intereses"), tanto por nosotros como por anunciantes y otros socios. Puede pulsar en el enlace "Panel de Cookies" más abajo para revisar el tipo de Cookies que usamos tanto nosotros como terceros que pueden instalar Cookies publicitarias basadas en intereses en esta página. Puede ajustar sus preferencias de Cookies en cualquier momento utilizando el Panel de Cookies. Para continuar en la página web sin Cookies Publicitarias basadas en intereses, pulse en el botón "X" en la esquina superior de este mensaje. Para aceptar el uso de Cookies Publicitarias basadas en intereses en esta página web pulse "Acepto" más abajo. Política de Cookies.