Llegan días en los cuales los niños reciben muchos regalos, más de los que esperan, y desde luego, demasiados para poder gestionarlos. Ascen Castillo González, psicóloga sanitaria y directora de Tu Refugio Psicología, explica que los niños no pueden, ni si quiera les apetece jugar con tantos juegos y juguetes y que tampoco los necesitan. “Los niños dan menos valor a ser regalados cuando reciben tanto a la vez. Cuando algo es ‘fácil’ y ‘abundante’ de alguna forma a todos nos da la sensación de que pierde significado”.
Según la profesional, los adultos pueden hacer el ejercicio de tomar conciencia de lo que se tiene y lo que supone alcanzarlo, pero los niños todavía no poseen esa capacidad. “En Psicología existe el concepto ‘habituación’. Cuando te expones repetidamente a algo, por muy interesante que pudiera parecer en un inicio, acaba desapareciendo esa excitación. Al estar los menores constantemente rodeados de estímulos se degenera la capacidad de desarrollar la creatividad y de activar algunas redes neuronales como la red neuronal por defecto, que solo se pone en marcha cuando nos aburrimos”.
Castillo González certifica que para el niño es más grato y satisfactorio jugar con sus padres y con otros amigos, que tener muchos juguetes y sentirse solo constantemente.
Esta psicóloga no pone cifra al número óptimo de regalos que los niños deberían recibir, ya que afirma que entran muchos factores en juego. No obstante, sugiere que sería suficiente que recibiesen unos pocos juegos al año. Para la experta, la mayoría de los niños de este país, con alta probabilidad, tienen más juguetes de los que necesitan.
Fomentar habilidades en los niños
En cuanto a la hora de escribir las cartas a Papá Noel y los tres Reyes Magos, Castillo González hace hincapié en enseñarles a practicar algunas habilidades que resultarían para que se desarrollen como adultos sanos y compasivos:
- Tener y respetar los límites: En este caso, quizá podría ser bueno poner un límite máximo de regalos. Por ejemplo: “Papá Noel y los Reyes Magos traerán a esta casa un máximo de 3 regalos por niño”. Aunque, tras conocer esto, sientan frustración o enfado mantenemos nuestros límites mientras les permitimos sentirse así y les damos nuestra comprensión (“entiendo que quieras más, pero no puede ser cariño”).
- La empatía: Siempre dependiendo de la edad, deberemos adaptar el discurso -en tono amable y sin culpabilizarles-, pero resulta crucial hablar a los niños sobre la emergencia climática, los problemas de que tengan un exceso de juguetes y que hay mucha más gente en el mundo que pasan calamidades y sufre y que muchos niños no tienen ni para comer.
Castillo González sostiene que los padres fomentan en algunas ocasiones, el consumismo, porque como apunta: “Estamos acostumbrados a utilizar regalos físicos o incentivo económico como medio para ‘educar’ a nuestros hijos (bien sea para premiarlos, castigarlos, enseñarles cosas…). “También podemos enseñarles a ser consumistas a través de nuestras propias actitudes. Somos el mayor modelo en el que nuestros hijos se fijarán. Así que, si nosotros tomamos más conciencia de por qué y para qué consumimos lo que consumimos y las consecuencias que tiene, más fácil será que nuestros hijos también lo hagan”.
Agradecer lo que se tiene
Por otra parte, Paula Vicent Berlanga, psicóloga general sanitaria en Clínica Paula Psicología (Valencia), manifiesta que resulta muy positivo que los adultos en cuanto al tema regalos en estas fechas, apuesten por la calidad y no la cantidad de los mismos. En palabras de la experta, el sentido de la Navidad no debería girar en torno al tema material y los adultos tendrían que profundizar más en todo lo que suponen estos días y explicárselo a los niños. “Podemos dar valor al compartir, al dar, agradecer lo que ya tenemos y a quienes están con nosotros”.
La sociedad en la que vivimos hace creer que uno demuestra su amor dando regalos materiales. Por lo tanto, las mañanas del 25 de diciembre y el 6 de enero suele llenarse la casa de paquetes. “La infancia está llena de ilusiones y sueños y prueba es que no hay nada que reconforte más a un niño que la presencia, la ilusión y la atención de los padres, no los regalos. Un abrazo es la prueba de que su mundo es seguro y el mejor regalo es sentirse querido”, destaca esta psicóloga.
Vicent Berlanga recuerda que los medios de comunicación y las redes sociales generan una comparación y competición superlativa en cuanto a la cantidad de regalos que han de recibir los niños. También añade un sentimiento de culpa de muchos padres por tener que trabajar todo el día y no poder dar ese cuidado. “Como padres, debemos comprender que los juguetes no sustituyen la atención. No se debe estimular a los niños a que pidan muchos regalos y prometerles que recibirán eso y más para suplir el hecho de no pasar tiempo con ellos”.
Ofrecer tiempo y disfrutar en familia
La especialista pide que las familias procuren que los niños recuerden la importancia de apreciar y reconocer lo que se disfruta (salud, una casa, comida cada día…) y generar momentos disfrutando y compartiendo junto a quienes más se ama.
Convendría hacer un cambio de mentalidad y evitar centrarse solo en la demanda material y reunirse más a menudo en familia durante todo el año, ayudarse y estar más ahí para los seres queridos y la gente que más lo necesita. Regalar afecto y presencia sale muy barato y el significado es infinito y bidireccional para el que lo da y quien lo recibe.
Regalar afecto y presencia sale muy barato y el significado es infinito y bidireccional para el que lo da y quien lo recibe.
Me quedo con esta simbólica frase de Dickens de su archiconocido Cuento de Navidad: Celebraré la Navidad de todo corazón y procuraré hacer lo mismo durante todo el año.
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