“No imagino que los anales de la Historia hayan aportado un ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como este”, dijo Edward Jenner, inventor de la vacuna, sobre los protagonistas de esta aventura.
Conocí a Javier Moro en la presentación de su libro en Marbella, hace casi un año. Era un muy caluroso día de Junio, y acudí a ella gracias a mi hermana, que seguramente fue una de las primeras personas en leerse el libro. Lo primero que hice a mi llegada fue comprarlo, quería que me lo firmara y me puse a la cola. Fue fácil por que era la segunda de la fila, así que conseguí mi trofeo rápidamente, una dedicatoria, y el compromiso de esta entrevista.
Cuando Javier empezó a hablar, no tenía que dar muchas explicaciones sobre como había decidido escribir esta historia, era palpable que le había enganchado. Según iba descubriendo nuevas situaciones a través de la investigación, esta le atrapaba cada vez más en lo que sería esta novela. Después de escucharle, y aunque no hubiera tenido la intención de comprarlo, nadie podría haber resistido la tentación de comprarlo. Era tal en entusiasmo del autor al hablar de esta gran y desconocida aventura, que te dejabas atrapar también. Una aventura que merecía la pena descubrir, y que además de narrar grandes hazañas, tocaba el corazón. Ver la entrega de sus personajes a una causa noble, las cosas tan increíbles que hicieron estos españoles por el mundo y que han pasado sin reconocimiento, hacen que este libro sea un homenaje. La dura vida y el coraje de Isabel Zendal, la protagonista, hacen valorar aún más lo que tenemos. Al no haber vivido la viruela ni su efectos, somos un tanto inconscientes de su importancia, pero puede decirse que salvaron a la humanidad.
WE.- Hola Javier… El viaje que narras en a Flor de Piel, no es un viaje cualquiera. ¿Cómo descubriste esta aventura?
Javier Moro.– De casualidad, visitando el Jardín Botánico de Madrid, que conserva la documentación de las grandes expediciones científicas españolas. Allí me enteré por primera vez de esta expedición y me llamó la atención porque era distinta a todas las demás.
WE.-¿Por qué decides escribir sobre ella?
JM.– El hecho de que estuviera protagonizada por niños, que fuese una expedición filantrópica y que fuese la ultima del imperio la hacían especialmente original y atractiva. Había algo de quijotada en toda esta aventura que me interesó. Luego, a medida que fui investigando el tema, me di cuenta de que había sido una expedición mucho mas importante de lo que a simple vista parecía. Había marcado un hito en la historia de la medicina.
WE.- Los protagonistas son personajes reales. ¿quién te enganchó más, la historia o sus protagonistas?
JM.–Todo, es imposible disociar la historia de sus personajes. La aventura en si fue épica, y fue posible llevarla a cabo porque los personajes, los responsables de su buen fin, fueron gente excepcional. En cierto sentido, fueron auténticos héroes porque no se rindieron, llegaron hasta el final, dieron los últimos pasos, esos que solo el héroe es capaz de dar.
WE– Me imagino que toda novela histórica llevará mucho tiempo y trabajo de documentación. ¿Cuánto tiempo dedicaste a recopilar la misma? ¿Que tipo de documentación encontraste?
JM.–Siempre dedico mucho tiempo a documentarme, porque creo que de la calidad de la documentación depende en gran parte la calidad de la novela. En este caso, fueron dos años. Hubo que consultar varios archivos, y pedí ayuda a varios amigos historiadores. Pero fue una tarea ardua, porque faltaba mucha documentación, sobre todo personal, que es la que sirve para reconstruir una historia y tener una idea de cómo fueron las relaciones entre los personajes.
WE.– En esta fase de investigación ¿encontraste apoyo, en general, para contar historias reales?
JM.–Si, apoyo siempre te dan. El problema es cuando no existen fuentes de documentación. Por ejemplo, el personaje de Isabel Zendal, la enfermera que acompaña a los niños en la expedición, había caído en el olvido. No sabíamos ni como se llamaba realmente. Fue un golpe de suerte lo que me permitió encontrarla y, de alguna manera, rescatarla del olvido.
WE.- Como en otros libros tuyos, la principal protagonista de esta gran hazaña es un mujer. Para nosotras es curioso el papel que juega en su vida el haber aprendido a leer y escribir, puede decirse que cambia su rumbo gracias a esta oportunidad. Actualmente, sigue habiendo muchos lugares del mundo donde también cambia el destino de una mujer gracias a esta distinción. ¿Qué has visto en tus viajes?
JM.-El acceso de la mujer a la educación es quizás el factor que mas influencia tiene en la transformación de una sociedad. A partir del momento en que la mujer se empodera (esa palabra tan de moda actualmente), cambia la estructura familiar porque depende menos de su pareja, y puede decidir sobre los hijos que quiera tener. Esto se ha visto muy claramente en la India: en los lugares donde la mujer tiene educación, el nivel de vida general aumenta.
WE.-¿Se ha cerrado esta brecha algo desde que empezaste a viajar?
JM.-En muchos lugares, si. Hay menos miseria absoluta que hace cuarenta años. Pero todavía hay muchos lugares en el mundo donde la situación dela mujer es dramática. En ciertas partes de la India rural, se puede decir que la vida de una vaca vale mas que la de una mujer.
WE.– ¡Esto suena fatal!.
¿Cuál es la situación más dramática de discriminación hacia la mujer que has presenciado? ( Si has presenciado alguna)
JM.-Sin lugar a duda, la prostitución infantil en Nepal y en la India. Hice varios reportajes sobre el tema a raíz de haber conocido a Arunadha Koirala, la mujer que creó Maiti Nepal, una ONG que ayuda a las niñas prostitutas a reinsertarse. Lo que vi me dejó helado y sigo sin entender como el mundo no ha reaccionado ante esta realidad sangrante. En Patna, hay un mercado de niñas prostitutas (traídas a la fuerza o engañadas desde Nepal), adonde acuden proxenetas que las compran para enviarlas a los burdeles de las grandes ciudades. Visité los de Calcuta y los de Bombay, y lo que vi es indescriptible: niñas de doce y trece años, maquilladas y vestidas de oropeles, esperando al cliente…
WE.- Realmente vivimos como si se hubiéramos avanzado mucho, pero todavía queda tanto por hacer…
Isabel Zendal se anima a la expedición como garantía para “salvar su honra” y cambiar así el estatus de su hijo. Paradójicamente si figuraba como adoptado, sería mejor considerado socialmente hablando…
JM.– Isabel Zendal vivía con el estigma del pecado de haber sido madre soltera, lo que en aquella época era escandaloso. Los hijos naturales, por ejemplo, no tenían derecho a estudiar gramática, debían contentarse con trabajos manuales. Lo curioso es que su hijo Benito aparece en la documentación española como hijo natural, y en la documentación americana como hijo adoptivo. Allí se hizo un cambalache para lavar esa mancha del pasado, e iniciar en América una nueva vida. De hecho, Isabel Zendal nunca regresó a España. Se quedó a vivir en México.
WE.- ¿Qué es lo que más destacarías de la protagonista femenina de esta original campaña de vacunación?
JM.- Era valiente, decidida y muy entregada. Tenía una autentica vocación por cuidar a los demás. En este sentido, es la primera enfermera hispana de la historia, nuestra Florence Nigthingale.
WE.– ¿Qué opinas de la capacidad de entrega y dar a los demás de la mujer?, Isabel era como la madre de los huérfanos de la expedición, se preocupaba de todos con gran paciencia. ¿Crees que podría haber realizado un hombre el cometido que le encargaron a ella?
JM.– Quizás si. Todo depende de las circunstancias. Al principio, no estaba previsto que una mujer integrase la expedición, en ese caso el trabajo que hizo ella lo tendrían que haber hecho los enfermeros. Hoy en día, los hospitales están llenos de auxiliares de enfermería que hacen el mismo trabajo que ellas.
WE.- Durante toda el desarrollo de la acción, hay una clara mentalidad de procurar el bien público, de dar la vida por el éxito de la expedición. Parece que había un claro objetivo general de ayudar a los demás con gran determinación ¿Cómo crees que se vería en el momento actual?
JM.-Eran otros tiempos, era la época de la Ilustración y esta expedición no se entiende en otro contexto. Los valores de la Ilustración eran esos: procurar el bien público (fue cuando empezó la asistencia publica), salvar el mundo de las injusticias, etc… Un espíritu muy quijotesco. Hoy estos valores no están de moda. Se ven como una ingenuidad.
Por otra arte, tampoco se podría organizar hoy una expedición así, porque la moral ha cambiado. El razonamiento que permitió al Rey de España lanzar esta aventura utilizando niños huérfanos, basado en argumentos religiosos, hoy no sería concebible.
WE.– ¿Cuáles serían las cualidades que a tu juicio hicieron posible el éxito de esta aventura?
JM.- Creer en los ideales de la Ilustración, el tesón de sus personajes, la innovación científica y el control de la tecnología de la época.
WE.- Además de la importancia de la vacunación y el éxito en su transporte, lo cual era un reto en ese momento… ¿Hubo alguna otra contribución histórica?
¿Por qué crees que la historia ha sido tan injusta con esta expedición?
JM.- Si bien los ingleses inventaron la vacuna contra la viruela, fueron los españoles, y en concreto los de esta expedición, quienes aprovecharon el invento para erradicar la enfermedad. Los españoles, con esta operación de sanidad publica internacional, pusimos las bases para organizar las grandes campañas de vacunación que marcaron un antes y un después en la historia de la Humanidad. No hay que olvidar que la viruela ha sido la primera enfermedad erradicada por el hombre. Desde 1978, el mundo está libre de viruela.
«Me gusta viajar para cambiar el mundo.»
WE.- Tu pasión viajera se refleja también en toda tu obra literaria. ¿En que momento se despierta?
JM.- Siempre me ha gustado viajar. Mi padre trabajaba en el aeropuerto y siempre he estado en contacto con aviones. Soñaba en ser pasajero de cada uno de ellos.
WE.-Entonces tus libros son consecuencia de esta actividad…
JM.–Si, por supuesto.
WE.– ¿Hay algún punto en común en tus viajes?
JM.- Viajo por diferentes razones, últimamente para enseñar el mundo a mis hijos. También viajo para investigar las historias que cuento. Y también para huir de mi mismo, para desconectar. Me gustan los destinos poco trillados, y exóticos. Me gusta viajar para cambiar de mundo.
WE.- Viajar es siempre un descubrimiento, yo creo que siempre hay algo nuevo por descubrir…. ¿Buscas o encuentras algo en ellos?
JM.– Viajar es la única actividad que te hace mas rico a pesar de costarte dinero… lo he leído en Facebook hace poco y es bien cierto.
WE.-¿Qué aportan a nivel personal?
JM.–Viajar te ayuda a relativizarlo todo. Ves la vida desde otra perspectiva y eso te ayuda a avanzar.
WE-…¿y cómo parte de la creación literaria?
JM.– Recreas un mundo.
WE.- ¿Cómo llega la inspiración a Javier Moro?
JM.- Con cierto aislamiento, tranquilidad y sosiego. Es difícil que llegue en pleno bullicio de la vida cotidiana.
WE.- ¿Inspiración o trabajo? ¿Cuánto tiempo tardaste en escribir este libro?
JM.–La inspiración es consecuencia directa del esfuerzo y del trabajo. No creo en la inspiración como algo externo, como un haz de luz que de pronto te ilumina, como algo sobrenatural. La inspiración llega cuando estas tan concentrado, tan metido en el tema, que entonces se produce como una iluminación interna…
WE.– Eres sobrino de un gran escritor, incluso tenéis algún libro a medias. ¿Influyó de algún modo tu tío Dominique Lapierre en esta vocación?
JM.- Si, claro. Me ayudó mucho a encontrar mi propia vocación. Siempre fue un gran apoyo y lo echo muchísimo de menos.
WE.– Volviendo al tema de la mujer, los viajes y tus libros.
¿Es fruto de la coincidencia o eliges los personajes femeninos de tus obras por algo en particular?… todas tienen carácter, fuerza…
JM.-Pero también lo tienen mis personajes masculinos como el Dr Balmis o Pedro I, el emperador de Brasil.
WE.- ¿Somos muy distintas las mujeres de oriente y occidente?
JM.–Cada vez menos.
WE.- ¿Qué podemos aprender de ellas?
JM.– A conciliar la tradición con la independencia y la modernidad.
WE.- Me imagino que los escritores no descansáis la mente nunca, siempre habrá algo rondando… ¿tienes algún proyecto nuevo en marcha?
JM.–Da mala suerte hablar de los proyectos…
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